Por: David Páramo
OPINIÓN
12/Diciembre/2012
DGAC
Ayer mismo le informábamos sobre el desorden que se vive en la aviación
comercial y el riesgo de que la DGAC pueda ser degradada nuevamente por la FAA
de Estados Unidos, como ocurrió en 2010.
Hay un gravísimo problema no sólo en las autorizaciones que dio durante la
administración pasada la SCT a empresas de aviación privada, que se han
convertido en una suerte de competencia desleal para las líneas aéreas, sino
permitir el llamado cabotaje.
Aviones como el del accidente del fin de semana tienen matrícula de Estados
Unidos con tripulaciones que tienen licencia de aquel país. Para una gran
cantidad de fines se trata de empresas extranjeras que transportan en territorio
nacional a pasajeros mexicanos.
Se trata, al final del día, de una operación que resulta sumamente peligrosa,
puesto que al ser aeronaves de Estados Unidos con tripulaciones registradas en
aquel país pueden evadir los controles, siempre y cuando no vayan a ese país y
en México también evaden la regulación de la DGAC, a pesar de que transportan a
gente en puntos dentro del país.
Durante el sexenio pasado se habrían abierto permisos para estas empresas;
sin embargo, no existe claridad en cuanto a qué tipo de operaciones sí se tienen
permitidas.
Más allá, en aquellos tiempos se prometió la creación de un organismo que
investigara accidentes autónomos, lo que sólo quedó en saliva, puesto que no se
ha hecho absolutamente nada.
Tampoco, desgraciadamente, han cambiado las formas a través de las cuales se
garantizan las buenas condiciones de las aeronaves y de sus tripulaciones.
Dejar el asunto en la tragedia de siete personas sería un error muy grave por
parte de la administración de Gerardo Ruiz Esparza que podría
tener grandes consecuencias para la aviación nacional. Habrá que estar muy
pendientes sobre este tema.