10 junio 2014

DE LA COLUMNA DE ROSARIO AVILÉS

  Opinión de
  (Rosario Avilés) 


En busca del enigma del Cuatro Vientos
Rosario Avilés | Opinión | Fecha: 2014-06-10 | Hora de creación: 21:52:24 | Ultima modificación: 21:52:24
Como estaba previsto, Manuel Ruiz Romero acaba de publicar la historia documental del accidente del avión “Cuatro Vientos” (un Breguet CASA XIX de fabricación española), que en junio de 1933 salió de Sevilla para realizar uno de los vuelos más emocionantes de la época: el paso del Atlántico medio.

La aeronave, tripulada por el Capitán Mariano Barberán y el Teniente Joaquín Collar, despegó del aeródromo también llamado Cuatro Vientos en la ciudad española rumbo a la ciudad de México, vuelo que nunca llegó a su destino.

Conociendo la calidad del trabajo de Ruiz Romero no es una sorpresa que su investigación eche por tierra una serie de leyendas que se desataron a lo largo de los años y que opacaron durante décadas la única investigación formal y apegada a los criterios técnicos con que los accidentes de aviación deben tratarse.

El libro es revelador, lleno de datos y descubrimientos y sobre todo, un recordatorio de que este tipo de asuntos nunca debe tomarse a la ligera porque –como muy pocas actividades en este mundo- lo que ocurre en la aviación es ejemplo para otras industrias y gracias a que todos los gobiernos y aerolíneas documentan sus casos, es la fuente de grandes enseñanzas para aquellas actividades que tienen que ver con la seguridad de las personas.

A través de las 165 páginas del libro es posible conocer no sólo los antecedentes de este primer vuelo de largo alcance con origen en Europa y destino en América (el otro equivalente había sido el de Charles Lindbergh en el “Espíritu de San Luis” de Nueva York a Paris), pero incluso este último tuvo un alcance menor en kilómetros y horas de vuelo, aunque tuvo el mérito de ser el primero.

Como demuestra Ruiz Romero, el informe final que rindieron los investigadores Alfredo Lezama y Ramón Franco apuntan a que el Cuatro Vientos cayó al mar en medio de pésimas condiciones meteorológicas, ya sea por un problema estructural provocado por turbulencia severa o porque hubiese descendido demasiado al grado de chocar con el mar en un evento del tipo CFIT.

No obstante, durante décadas y como derivación de un primer reportaje periodístico de los 40´s, prevaleció la hipótesis de la supuesta caída del avión en la sierra de Puebla, seguida del asesinato de sus tripulantes a manos de indígenas de la zona. Sucesivas incursiones de colegas periodistas siguieron bordando sobre esta primera hipótesis y la versión prevaleció en el imaginario colectivo, en detrimento de la investigación ya mencionada.

Hay que agradecerle a Manuel su inquebrantable empeño en el rigor histórico, documental y metodológico que son características indispensables de una buena investigación en el ámbito aeronáutico que, afortunadamente, con los años ha ido cobrando vigencia.

En nuestro país, además, tenemos investigadores de accidentes de muy alto nivel cuya experiencia debe aprovecharse para enriquecer nuestro ámbito. La creación de la Agencia Mexicana de Investigación de Accidentes de Transporte que, se espera, cuente con una muy sólida participación de investigadores especializados del sector, puede ser una excelente manera de afianzar el mayor rigor, recursos y resultados que se traduzcan en una mejor aviación tanto comercial como privada y militar.

Felicidades a Manuel Ruiz Romero, siempre tan profesional y ameno en sus  muchas obras de historia de la aviación mexicana, cuyo invaluable acervo debe conservarse e inspirar a nuestras autoridades a proyectar este sector hacia un mejor futuro.

Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores  su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx