Sobrecargos de Aerolitoral, reinstaladas en
Aerovías.
A este caso se le deben poner reflectores, por las graves consecuencias
para los sobrecargos al servicio de Aerovías de México (Aeroméxico por su
nombre comercial), pues se está violando el Contrato Colectivo de Trabajo y lo más
grave: es el propio sindicato quien lo hace, la entidad que debería velar por
la irrestricta aplicación del mismo.
Vayamos al inicio de esta historia, que nace en 2023, cuando una sobrecargo
de Aerolitoral (Aeroméxico Connect por su nombre comercial) fue despedida, ¿el
motivo? Según las declaraciones de la empresa “por tomarse selfies con el
uniforme arriba de una aeronave de la aerolínea, estando en servicio”.
Según los datos a los que tuve acceso de este juicio, cuando la sobrecargo
en cuestión estaba firmando su recisión de contrato, escuchó una voz que le dijo
y cito textual “y también te vas por estar de líder sindical”.
Esto en referencia a que andaba “alborotando a sus compañeros”, es lo que
se da a entender. Esto ocurrió en julio de 2023, pero fue hasta el 25 de
octubre de ese mismo año que la sobrecargo de Connect demandó -entre muchas
otras cosas- su reinstalación.
Aquí comienzan las “cosas curiosas”, pues resulta que la Asociación
Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) puso a su disposición todo
su cuerpo jurídico, a pesar de que la demandante no es agremiada al sindicato,
y evidentemente no paga cuotas sindicales; esto es, recibió apoyo jurídico de
forma “gratuita”. Todo, sin que se le informara de tal hecho al órgano máximo
del sindicato, que es la asamblea.
Yo me pregunto ¿ese mismo trato nos daría el sindicato a los sobrecargos
agremiados que no estamos en Aeroméxico? ¡Por supuesto que no!, es más, incluso
en muchas ocasiones nos han negado la entrada si es que no tenemos “cita”, una
jalada que se inventó con Ricardo Del Valle, y Ada continuó con esa “mala
praxis”.
Un dato curioso es que Aerolitoral, la empresa demandada, no “metió ni las
manitas” para defenderse, no solo al no dar contestación a la demanda entablada
en su contra, sino que tuvo una tibia (por no decir “indolente”) participación
en el resto del juicio.
Desconozco si es una estrategia jurídica, pero derivado de su inacción (no
contestando la demanda, ofreciendo pruebas no idóneas, formulando preguntas
irrelevantes, dejando imperfecta una fe de hechos notarial, y sin objetar el
alcance y valor probatorio de las pruebas de la demandante, y formulando
alegatos que realmente eran una transcripción de partes del expediente),
prácticamente el juicio caminó “solito”, y ante tal inacción, la sobrecargo de
Aerolitoral terminó ganado su reinstalación, el pago de salarios caídos, y 30
prestaciones “extra”.
El juez incluso fue más allá, y le exigió a Connect que además de todo lo
anterior, exhibiera una disculpa pública. Ahí es cuando Aerolitoral “brinca”,
pero ya con una sentencia definitiva, solo le quedaban dos recursos por
intentar: el llanto o el juicio de amparo.
Opta por lo segundo, y finalmente, en febrero de este año, el Quinto
Tribunal Colegiado de Distrito, dictó sentencia dejando insubsistente dicha sentencia,
¡pero!... (y estas son las delicias por las que cobran los abogados) ordena que
se dicte otra en la que no se pueden tocar ni modificar algunos puntos de la
sentencia impugnada.
En resumen, no se podrá tocar nada de lo que la sobrecargo ya había ganado
(su reinstalación, pago de salarios caídos, vacaciones, etc.) con excepción de
dos puntos: uno muy pequeño, referente a la actualización del pago de una
prestación, y otro más relevante: absolvió a Connect de emitir la disculpa
pública.
Esto es, Connect pierde el amparo respecto a todo lo que ya había ganado la
sobrecargo, pero en lo único en que la autoridad “cede” es en que ya no tiene
que disculparse públicamente por haber corrido de forma injustificada a la sobrecargo.
Así que el expediente regresó al tribunal de origen y la nueva sentencia
salió el 4 de marzo de este año. Los Magistrados resolvieron en el juicio de
amparo que por ningún motivo podría modificarse la reinstalación de la
sobrecargo en su empresa, es decir, en Aerolitoral.
Es de sentido común que resulta imposible que tal reinstalación fuera en
una empresa diferente, como Aerovías de México. Imagínense que sin ser parte de
un litigio, un juez ordena a Aeroméxico a “reinstalar” (en realidad es
“contratar) a una sobrecargo con la que no tiene relación laboral. ¡No tiene
sentido!
¿Por qué Ada afirma que fue el juez quien dictó esa orden? Porque esa es la
versión que quiere venderles a los sobrecargos de Aerovías; en su obnubilada
mente cree que ese “argumento” basta y sobra para que los sobrecargos de
Aerovías no digan nada y acepten “calladitos y bonitos” que la sobrecargo
“reinstalada” conserve la antigüedad y nivel de escalafón que mantenía no solo
en una empresa diferente, sino en un sindicato distinto. Ada Salazar está
convencida de con un “porque lo digo yo” los demás sobrecargos no van a
demandar a ASSA de México.
La experiencia nos dice, porque ninguno nacimos ayer, que se firmó un
convenio de reinstalación/cesión/contratación. No sabemos a cambio de qué
Aerovías acepta colocar en sus filas a la sobrecargo de Aerolitoral. Monedas
de cambio se me ocurren muchas: una
de ellas sería que la sobrecargo renunciara -en todo o en parte- a los pagos ordenados
en la sentencia. Si yo fuera Connect, es lo menos que pediría después de la
“bailada” que me pusieron en tribunales.
La sentencia del juicio de amparo no deja lugar a dudas, ni cabe la
interpretación. Dicta que en la nueva sentencia se ordene reinstalación de la
trabajadora, respetando su escalafón y antigüedad, pero en la empresa que fue demandada:
Aerolitoral, S.A. de C.V. Otro gallo cantaría si el documento dijera “… o en
cualquiera otra que forme parte de Grupo Aeroméxico…”
Sin embargo, cualquiera que haya pisado un juzgado en este país, sabe que
lamentablemente es más fácil y rápido (ganar o perder) un litigio fuera de los tribunales.
En el tiempo que el expediente regresó al Juez de origen, y éste dictaba
una nueva sentencia, el jurídico de Connect tuvo bastante margen para
“negociar” con las otras “monedas de cambio”. Ahora bien, hay de negociaciones
a negociaciones. Uno decide si quiere jugar en un tablero de ajedrez, con todas
las piezas a la vista de todos, o si se quiere jugar como tahúr de póker, sin
mostrar las cartas, y guardando ases bajo la manga.
¿Cuál fue el costo real de la reinstalación de la sobrecargo? No lo sabemos
porque de forma caprichosa y arbitraria, la Secretaria General sigue sin
informar a la Asamblea, ni al Comité Ejecutivo, quien de manera expresa le ha
pedido cuentas.
Se hizo público que cuando están dando un curso de inducción sindical a un
grupo clave 25 de sobrecargos que está por entrar en Aerovías, salta una clave
número 17. En efecto, se trata de la chica de Connect que ganó la reinstalación
pero en su empresa, no en Aeroméxico.
Y al reclamarle por dicha inseguridad a la Secretaria General Ada
Hermelinda Salazar Loza, cínicamente responde que no va a tocar el tema, faltando
a sus obligaciones estatutarias de informar, en este caso a los integrantes del
Comité Ejecutivo por todas sus dudas respecto al juicio de reinstalación.
Palabras más, palabras menos, dijo: “nosotros no fuimos parte en el juicio,
hagan lo que crean conducente y pidan el expediente al juez”. ¡Por fin! ¿somos
o no somos?
Fue con recursos económicos de los sobrecargos de Aeroméxico que se pagó la
asesoría jurídica a una sobrecargo que pertenecía al STIA. Ada, te aviso que
eso fue lo que la sobrecargo declaró al desahogar su prueba confesional en el
proceso laboral. Si eso no es verdad, ¿quién de ustedes dos está mintiendo?
Compañera Ada Salazar ¿Tú crees que los sobrecargos quieren que un santo al
frente de ASSA? No quieren un ser de luz, a un ente prístino e inmaculado. Para
nada… Lo que quieren es una persona que de verdad los represente, que respete y
haga valer sus derechos.
Que no pisotee su trayectoria, que rinda cuentas y que los trate con el
decoro y respeto que se merecen como parte importantísima de una cadena de
producción. Pero en este caso los sobrecargos de Aeroméxico han financiado una
reinstalación apócrifa, con cargo a sus bolsillos y en detrimento de su
antigüedad y escalafón.
Por este motivo los compañeros de Aerovías están en todo su derecho de
demandar al sindicato, al ser afectados en su escalafón por meter a una
sobrecargo que no pertenece a la troncal y cuya reinstalación debía ser en
Aerolitoral. Si hubo otro tipo de negociación, tienen derecho a conocerla. Los
pretextos de Ada de que no la iba a “mandar a la boca del lobo”, confirma una
de dos cosas, o de plano las dos:
1.- Que Ada tuvo que pedir el enorme favor a Aerovías para no dejar
desamparada a quien le estaba ayudando -desde adentro- a jalar el CCT de
Connect a ASSA. Un proceso que aún pende de un hilo y que nada garantiza que lo
pierda el STIA.
2.- Que Grupo Aeroméxico no respeta en lo absoluto a ASSA y lo ve como un
cajón de sastre donde coloca sus agujas y botones a placer, y donde Ada funge
como mera comparsa.
En las dos posibilidades Ada sale mal parada, y lo peor de todo es que los
más afectados son los agremiados, porque se han conculcado sus derechos, y
pasado por encima de ellos con total impunidad. El sindicato debió ser el
primero en negarse a tal atropello, pues son claras las múltiples violaciones
que se cometen en detrimento de los actuales sobrecargos al servicio de
Aeroméxico.