La
orfandad de los trabajadores
Una desangelada
manifestación la de este 1° de mayo, y solo puedo ver que los trabajadores
están en la orfandad plena. Yo estuve plenamente convencida que con la llegada
de la pandemia, los medios de producción necesariamente tendrían que modificarse,
pues el planeta tierra a gritos nos estaba pidiendo una pausa ¿y qué fue lo que
pasó?, que nada -o muy poco- cambió.
Fotografía: archivo Secretaría de Gobernación |
Si
bien es cierto hay empresas que siguen utilizando el home office de forma muy
conveniente, la reforma para la desaparición del outsourcing quedó tan solo en
buenos deseos, y la legitimación de contratos en un mero trámite burocrático.
De
raíz no cambió nada, solo en la superficie, aunque eso sí, con mucho bombo y
platillo de por medio. Entiendo que la lucha de la clase obrera no es nada
fácil, más cuando tienes obligaciones que cumplir, y bocas que alimentar; hemos
tolerado dejar a un lado la lucha y defensa de nuestros derechos, por el miedo
a perder nuestras fuentes de ingresos, dejando en claro que el trabajador, en
términos generales, tiene más hambre, que sed de justicia.
Pude
observar la marcha con detenimiento, y el movimiento obrero en este país está cada
vez más mermado, aunque la realidad es que tenemos el sartén por el mango, pero
no lo vemos. Compramos el discurso -falso, por cierto- de que son los
empresarios quienes generan la riqueza, y por ende las fuentes de empleo, y nos
hacen creer que sin ellos, no somos nada.
Foto: Adrián Vázquez El Sol de México |
Durante
estos días he estado reflexionando y leyendo sobre los grandes movimientos de
los trabajadores en el mundo. El más reciente acontece en Francia, donde los
trabajadores no dudaron ni un momento en indignarse y mostrar su enojo ante las
injusticias que viven. A tal grado que los sindicatos del país galo han puesto
de cabeza a Francia, y se han sumado a las protestas tanto trabajadores no
sindicalizados, como desempleados y el pueblo en general.
Dicen
-y es un tópico francés- que después del fútbol su deporte favorito es hacer
huelgas; les recomiendo mucho que vean con calma el siguiente video, pues de
una manera muy entretenida nos explican qué está pasando, invitándonos a reflexionar:
https://www.youtube.com/watch?v=A4leAvihfU0
Mientras
en México nuestros sindicatos son más de chocolate, y todavía tienen el cinismo
de afirmar que ya no hay líderes charros, mientras en la comida de Presidencia,
el 1° de mayo, estuvo en el podio principal toda esta vetusta guardia sindical,
anquilosada y que por supuesto no pugna por el bienestar de sus agremiados.
Me
sorprende que un cisma del calado de la pandemia de Covid no fue suficiente
como momento coyuntural para cambiar el viejo sistema en el que “el rico lo es
gracias al trabajo de sus empleados”, entonces tendremos que buscar con ahínco
que la clase obrera deje de tener miedo.
Denunciando
los abusos a los que son sometidos por las diferentes empresas que conforman la
industria. De primera mano, veo la debilidad de los sindicatos democráticos; el
que más se salva (con todo y sus propios defectos) es el sindicato de pilotos
ASPA, pero de ahí en fuera -si les soy sincera- estamos en un hoyo muy
profundo.
No es
casualidad, las empresas fomenten la división entre gremios para que no exista
una real integración; mientras estén menos conectados los unos de los otros,
será más fácil manipularlos por parte de los empresarios.
Por eso repruebo que este año no se haya tenido el clásico convivio del 1° de mayo en ASSA. Podrían pensar que es tan solo una fiesta para comer, beber y bailar, pero eso es superficial. La naturaleza del evento va más allá de lo perceptible.
En el fondo tiene como intención la integración de los diferentes agremiados, y que conozcan e intercambien sus puntos de vista, sobre diferentes temas, y de manera natural de sus condiciones laborales.
En los hechos, hoy
ASSA terminó siendo un sindicato de empresa; y la actual representación sigue
embriagada con un triunfo que, día con día se comprueba que se redujo a su
mínima expresión: sacar a Ricardo Del Valle. ¿Y todo lo demás?, ASSA necesita
urgentemente un revulsivo que lo saque del opaco marasmo en el que cayó en los
últimos 11 años.
Por
supuesto que ganar las elecciones pasadas no fue un juego de niños, pero la
euforia de la victoria en las urnas les impide ver cómo se ha debilitado el
sindicato y el riesgo que corre de desaparecer. Todo lo electoral se ha
convertido en la más densa y pesada venda en los ojos que no les permite
reconocer que se están equivocando.
Los trabajadores estamos en la orfandad más terrible. No basta con que los liderazgos surjan de la base de los mismos trabajadores. Necesitamos personalidades que no vean las urnas como la meta final, sino como la línea de salida, para empezar a trabajar arduamente desde el día uno.
Es un sindicato,
no un club social. Que se van a pisar callos, es obvio; que más de uno se va a
incomodar por la exigencia de los derechos de los trabajadores, por supuesto;
que se va a modificar un status quo bien aceitado y que ningún
empresario quiere cambiar, es más que natural.
Pero es
un absurdo abuso que gente que no tiene nada que ver con el medio aeronáutico
detente un montón de contratos, y no saben nada de aviación, por ejemplo. Sí,
te hablo a ti STIA, pero ya ahondaremos más en ese tema.