Tragedia en Aeromar
Cada
día que pasa, el caso de los sobrecargos de esta compañía aérea se parece más a
una tragedia, por decir lo menos, pues están inmersos en un berenjenal de
dimensiones colosales; y procedo a explicar por qué.
Fotografía tomada de Facebook |
Como
saben, -y si no, les cuento- la empresa Transportes Aeromar se fue a la
quiebra, mientras su dueño está refugiado en Israel, y no es solo porque además
de la nacionalidad mexicana tiene la de Israel, sino porque aprovechó que no
existe tratado de extradición entre México y ese país, donde se supone un día
como hoy resucitó Jesús de Nazareth.
Por
lo tanto, mientras nuestras autoridades, lentas como tortuga ven cómo darle una
salida digna a la quiebra, también tratan de cumplimentar los embargos trabados
a través de las huelgas vigentes, porque son dos: la de pilotos y la de
sobrecargos.
Pero
esa no es la peor parte; la verdadera tragedia sucede cuando a quien debería
defenderte, le urge “deshacerse del problema” y darle carpetazo lo más rápido
posible, porque tiene “otras” prioridades”.
No me
voy a andar por las ramas, muchos saben que tengo comunicación directa con los
trabajadores porque simple y sencillamente hago lo que muchos no hacen: escucharlos.
Por eso me cuentan el viacrucis por el que han estado pasando desde que
decidieron estallar la huelga.
No es
producto de mi imaginación, ni tampoco son simples ganas de incordiar a la
nueva representación sindical. No tendría ningún motivo para hacerlo sin razón
y sistemáticamente. No, tampoco me está “pagando” Ricardo Del Valle para
“atacar a Ada”, solamente dejaré plasmado lo que percibo, tomando en cuenta por
supuesto mi experiencia, historia y trayectoria, con base en lo que los estos
sobrecargos me han transmitido.
Como
siempre, aclaro que es mi opinión personal, y nunca la verdad absoluta. Soy la
primera en reconocer que toda historia tiene muchas caras; yo solo hablaré de
las que conozco. Así que después de esta larga introducción, comencemos.
Lo digo con respeto, y por supuesto no los responsabilizo, pero en términos sindicales los sobrecargos de Aeromar siempre se han sentido menos, como gremio; tal vez por ser poquitos (comparados en su momento con CMA y AVSA), o tal vez por su “reciente” afiliación.
Pero eso no tendría que ser motivo de
apocamiento. Recuerdo perfectamente cuando Alejandra Barrales logró quitarle a
la CTM el contrato de las sobrecargos de Aeromar. Imposible olvidar que en esos ayeres, la
planta estaba compuesta por puras mujeres, y todas ellas tenía un denominador
común: su espíritu combativo.
Solo
olvidando que se luchó por tener a los sobrecargos de Aeromar dentro de ASSA se
explica la situación actual. No entiendo por qué la Asociación Sindical de
Sobrecargos de Aviación, no está velando por sus agremiados, ni desde hace años
que la empresa dejó de cumplir con sus obligaciones patronales, ni ahora, en
uno de los momentos más álgidos para cualquier gremio: durante este movimiento
de huelga. Desde que se estalló, ni los trabajadores, mucho menos el público
general hemos escuchado una palabra pronunciada por ASSA sobre el tema.
Les
pregunté si ya les habían dado dinero del fondo de resistencia para mantener el
movimiento de huelga, y la respuesta que recibí es que ese tema no lo han
tocado. Les expliqué a los sobrecargos que cuando emplazaron a huelga, también
votaron por afectar el fondo de resistencia del sindicato, que se usa cuando se
estalla una huelga.
Lo
que me comentaron es que desde ASSA les dijeron que hubo una reforma [?] a la
Ley Federal del Trabajo, y que sólo tenían que estar 72 horas haciendo guardia.
Esto es una falacia. El proceso de huelga dentro de la Ley Federal del Trabajo,
Título Octavo – Huelgas, que abarca desde el artículo 440 hasta el 471, no contempla
nada que sustente que solo se hacen guardias las primeras 72 horas.
Eso es una interpretación errónea, perversa y tendenciosa de lo dispuesto por el artículo 929 de la ley laboral. Sí, fue modificado con la reforma de 2019, pero en lo referente a la declaración de existencia o inexistencia de la huelga.
Sí, tanto trabajadores como empresa tienen 72 horas para pedir que la autoridad
declare legal o ilegal una huelga, pero pero eso nada tiene que ver con las
guardias que, sin excusa ni pretexto, se deben montar para cuidar las
instalaciones de la empresa. ¿Para qué? Para asegurar que los bienes no sean
hurtados, destruidos o dilapidados, porque de ahí se van a cobrar los
trabajadores.
Eso
no es todo; como lo escribí en mi columna de SDP Noticias, no sé si exista un
acuerdo entre Ricardo Del Valle, el anterior Secretario General y Aeroméxico, pero
se vuelve irrelevante ante el hecho perfectamente comprobable de que Aeroméxico fue la
única aerolínea que levantó la mano públicamente ante la solicitud (en una
mañanera) de “acomodar” a los trabajadores de Aeromar.
Sin embargo, la realidad es muy diferente: lo que se hizo fue formar a los sobrecargos de Aeromar como si viniesen de la calle, no como agremiados a la ASSA que son; les habían prometido la entrada directa a Aeroméxico, esto es, entrar directamente al adiestramiento inicial y no fue así.
Tampoco podemos soslayar el hecho de que el anterior Secretario no entregó nada a la actual Secretaria General, pero eso no debería ser razón suficiente para quedarse cruzados de brazos; justamente por eso la renovación de representantes sindicales es “escalonada”, para evitar este tipo de conflictos; además de la existencia de más representantes, debe de existir un acta para saber sin lugar a dudas los términos de la promesa o compromiso hecho con los sobrecargos de Aeromar.
Me parece enfadoso estar explicando esto, como si el Sindicato de Sobrecargos se hubiera formado ayer.
Suponiendo que así fuera, que hace 24 horas cayó un
meteorito en Patricio Sanz 751, Col del Valle Centro, Benito Juárez, y que es
imposible saber si el compromiso existió; ASSA no lo necesita, tenemos enfrente
a los compañeros agremiados haciendo una petición clara, concisa, lógica y
además respetuosa: acomodarlos; ¿dónde? en Aeroméxico; ¿por qué?, muy simple,
porque los sobrecargos de la aerolínea del Caballero Águila también son
agremiados a la ASSA de México, que es un sindicato que -hasta el momento que
escribo estas líneas- detenta cuatro Contratos Colectivos de Trabajo de cuatro
aerolíneas, y porque es un sindicato gremial, esto es todos los trabajadores
afiliados a la ASSA pertenecemos al mismo gremio: el de sobrecargos.
Esto no lo entiende la actual representación sindical, y no me puedo explicar por qué o para qué les envió -vía WhatsApp- una convocatoria para aplicar a otra aerolínea. ¿Esa es la ayuda? Mandarlos a buscar trabajo a una empresa cuya contratación colectiva está en manos de otro sindicato, es un total, completo y redondo contrasentido.
Los compañeros de Aeromar acuden a ASSA como agremiados,
no como si le preguntaran a una vecina si no sabe de alguien que ande buscando
empleados. ¡Ver para creer!, una Secretaria General de ASSA invitando a sus
agremiados a abandonar el sindicato. El Artículo 13, fracción II de nuestro estatuto
en vigor dice claramente que uno pierde la calidad de agremiado si ingresa a
otro sindicato, sin permiso por escrito del Comité Ejecutivo.
Por
más vueltas que le doy, sigo sin entender ¿qué parte de la palabra agremiados
no les ha quedado lo suficientemente clara? Parece que a la actual
representación “le urge” deshacerse de estos agremiados. Sí, más claro ni el
agua, sabemos que en los hechos solo hay una empresa operando y que las otras
tres son unas entelequias, pero más respeto por favor a los agremiados.
La
cereza del pastel es el escrito que mandaron tanto al Presidente de la
República, como al Secretario de Gobernación y otros Secretarios de Estado.
Primero, yo no puedo con los discursos lacrimógenos, donde pobretean a
los trabajadores en lugar de exigir el cumplimiento incondicional de sus
derechos laborales. Para mí, todo se cae como castillo de naipes, cuando mencionan
-y cito textual-:
“Lamentablemente,
todavía existen pendientes por
resolver pues tenemos
cerca de 35 compañeros que aún no han
encontrado cabida en
otras empresas; es un
grupo conformado por madres
solteras, compañeros y compañeras en la última recta de su vida laboral, con
mucho que dar y desde luego padres
y madres que aunque viven en
pareja, eran pilar importante del sustento de sus familias hasta antes del cierre de operaciones de
AEROMAR.
De
manera respetuosa solicitamos Su apoyo para lograr que los cerca de 35
compañeros que aún no encuentran un nuevo empleo lo puedan hacer, sabemos que algunos
están ligeramente fuera de los estándares que manejan las empresas que pudieran
abrirles un espacio laboral, pero también sabemos de la capacidad, experiencia
y compromiso de cada uno de ellos, con lo que podemos asegurar que todos y cada
uno representan una gran contratación laboral.”
La
forma es fondo. No puedo leer a la ligera esta misiva, porque no es la carta de
recomendación que doña Hermelinda le manda a don Andrés Manuel, el de la
farmacia, o a don Augusto, el de la cantina. ¿Esos son los términos de la
Secretaria General de ASSA? lo primero que me llama poderosamente la atención es
“que aún no han encontrado
cabida en otras
empresas”, vamos de nuevo ¿qué empresas?, ¿relacionadas a la
aviación?, ¿a otra industria?, porque solamente hay otra empresa cuyo CCT
detenta ASSA y esa es Aeroméxico.
¿Tiene
caso mandarlos a otras empresas y perder agremiados?, seguimos analizando el
texto, “De manera respetuosa solicitamos Su apoyo para lograr que los cerca
de 35 compañeros que aún no encuentran un nuevo empleo lo puedan hacer”,
¿quiere decir que la actual Secretaria General es incapaz de negociar el
ingreso de 35 sobrecargos?, hasta donde sé, el trabajo le corresponde al
sindicato, y debería de ser de su interés, pero hay un porqué a este posicionamiento.
Ada
Salazar, y muchos de los sobrecargos de Aeroméxico tienen la idea errónea de
que “negociar” es sinónimo de “ceder”; es por eso que ven el caso de los
compañeros sobrecargos de Aeromar como un problema al que deben darle pronta
sepultura, novaigasiendo que solicitarle a la aerolínea que cumpla sus
acuerdos se traduzca en “peticiones empresariales sobre las condiciones
laborales de los sobrecargos”.
ASSA actúa como si no tuvieran el sartén por el mango, a diferencia de los pilotos de ASPA, que negociaron su Convenio de Ahorros sin triquiñuelas y juegos sucios.
Quiero recordarle a la actual administración de ASSA, la larga lista de columnas
que escribí sobre el “ilegal” Convenio de Ahorros, plagado de irregularidades,
y que con una mano en la cintura -y cinco gramos de voluntad- podrían
desconocer y echar abajo; no solo por los famosos “errores de dedo”, aún
concediéndoles el beneficio de la duda, hay constancia plena de que quien firmó
dicho “Convenio de Ahorros” no contaba con la Toma de Nota vigente expedida por
la autoridad laboral. Por lo cual, pierde validez, como si lo hubiera firmado Cristian,
el paletero.
Lo
dije en innumerables e incontables ocasiones: “Aeroméxico debe tenerles miedo,
no al contrario”, y de verdad, se les va la vida buscando las formas de “no pedirle
nada” a la empresa, no sea que les “claven” de por vida el Convenio de Ahorros;
ese es su pobre razonamiento, perdonen que se los diga.
“Pa’ cabarla
de amolar”, dicen en su escrito: “sabemos que algunos están ligeramente
fuera de los estándares que manejan las empresas que pudieran abrirles un
espacio laboral” No entiendo qué
quieren decir con lo anterior, ¿qué los pobres sobrecargos de Aeromar son
“deficientes”?, ¿acaso tienen alguna limitante cognitiva que les impida ejercer
la profesión de sobrecargo de aviación?
Porque
hasta un día antes de estallar la huelga, ASSA los reconocía como sobrecargos
debidamente capacitados, con todas las competencias que exige la tenencia de
una licencia que te avala como tal. Si así no fuera, el Sindicato está
reconociendo tácitamente que les estuvo cobrando cuota sindical a sobrecargos
que “ligeramente” estaban fuera de los estándares que manejan las empresas.
Ustedes califiquen la frase; para mí eso se llama: “mentada de madre”.
Resumiendo, ASSA no alcanza a dimensionar el calado y la envergadura de lo que significa un movimiento de huelga, porque no se está llevando a cabo como debiera, y lo que se vuelve evidente es que está tratando de desembarazarse de los sobrecargos a los que, por una u otra razón, Aeroméxico les cerró las puertas.
Dicen, y yo lo
pongo en tela de duda, que porque “les falta inglés”, o se pasan de la edad
enmarcada en el CCT, o reprobaron el examen psicométrico porque resultaron “estresados”,
¿y cómo demonios quieren que estén? si se quedaron sin su fuente de empleo de
la noche a la mañana, y quien debe apoyarlos se convierte en su primer
detractor.
Dejo
al final el peor de los argumentos tolerados por ASSA: porque los investigaron
en el Buró de Crédito y son deudores, ¿en serio permiten que la empresa vulnere
la privacidad financiera?, nada más les falta copiar el polígrafo de Volaris
para tener el cuadro completo ¿y la defensa a ultranza del trabajador, dónde
queda?
¡No!, con lo que se firma al calce de las circulares de ASSA no es una frase de adorno, o un pensamiento motivacional (en positivo, como dicen ellos); es un lema, un compromiso, una forma de vida tatuada en piel; las cosas se hacen “Por la Razón y la Justicia Social”.
Los sobrecargos de Aeromar, así sean uno, dos
tres, veinte o treinta cinco, merecen la defensa a ultranza de sus derechos por
parte del sindicato, quienes deben velar en todo momento por ello, esa es la
razón primigenia de estar sindicalizado.
Ya basta de miedos y tibiezas. No lo comparto, y odio que suceda, pero no tengo
manera de contradecirlos cuando los sobrecargos de Aeromar concluyen: “de haber
sabido mejor voto por Ricardo, ya estaría volando en Aeroméxico”, ¿triste? por
supuesto, porque no hubo peor Secretario General que Del Valle y su secta de
focas aplaudidoras; no se confundan, si digo que para él sí era importante
mantener a los agremiados, no significa que lo justifique. Tengo muy claro que
su proyecto personal era entrar a la política mexicana. Para él nunca
importaron las condiciones de sus agremiados, eran votos potenciales y ya.
Que quede bien claro, así como muchos otros los sobrecargos de Aeromar votaron por un cambio, por alguien que los escuchase y los tomara en cuenta, no por alguien que actúe a sus espaldas, como en el escrito dirigido a las autoridades de este país, pues quedaron en que les iban a mostrar qué iban a enviar para evitar “ambigüedades”, y más que eso, yo encuentro una profunda falta de empatía.
Soy
y siempre seré sindicalista, en donde lo único que debe importar es la clase
obrera y el patrón que se joda. No es locura ni intolerancia, es plena
determinación y total convencimiento de que, sin la clase obrera, el patrón no
es nada. No se trata nada mas de “que se chingue”… se trata de que ganemos
todos.