La
villana de la comunicación
Pienso
y defiendo que sin coherencia no hay ninguna fuerza moral. La idea no es
mía; la dijo un teórico socialista del Siglo XVIII, que luego se convirtió en
líder del movimiento obrero británico. Hoy lo traigo a cuento porque me parece
necesario hacer una pausa en el camino y referirme a esa actitud lógica y
consecuente con los principios que se profesan, es decir, la coherencia.
Y es que de verdad, uno esperaría que a estas alturas del partido la gente fuera
más inteligente, intelectual y emocionalmente hablando, pero últimamente se esfuerzan
por demostrar lo contrario.
Ejercer la libertad de expresión nunca ha sido una actividad inocua. De una u otra manera siempre se pisan callos, y no todas las personas son capaces de soportarlo con estoicismo. Muchas veces recibo reacciones sobre lo que escribo o digo; las hay de todos colores y sabores, desde las que piden aclaraciones o réplicas, hasta las más virulentas que pierden de vista el tema, y se dedican simplemente a atacar o denostar.
Hoy, como en algunos otros momentos ya vividos
durante los 17 años que tiene este blog, hay gente que “me ataca” porque
critico a la actual administración de ASSA; me censuran que ose pedirles que
hagan su trabajo. Así como lo leen, porque es lo único que estoy solicitando y
únicamente me he enfocado en la comunicación que la Asociación Sindical de
Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) debe mantener con sus agremiados.
Durante
la larga gestión de Ricardo Del Valle fui crítica de la forma en que se
comunicaban, en específico con los agremiados de la empresa Mexicana de
Aviación, que no teníamos iPad, por ejemplo. Fui tenaz en mis señalamientos
sobre las convocatorias a Asambleas (tanto Ordinarias como Extraordinarias),
que algunas fueron mal hechas, fuera de tiempo, improcedentes, incompletas,
contradictorias, con faltas de ortografía o errores de dedo, entre muchas
otras observaciones. ¿Hubo quien se ofendió por eso? Sí, muchos, pero nunca
tantos como los que consideraban que era un ejercicio necesario.
Para nadie es un secreto que en los más recientes procesos electorales del sindicato apoyé a los que hoy ocupan cargos dentro de la representación de ASSA; pero nunca me comprometí a que otorgarles mi voto era sinónimo de no tener una opinión sobre su forma de trabajar y de actuar.
Y debo ser clara, estoy
hablando concretamente del plano profesional, pues no me interesan sus vidas
personales, ni hablar de ellas, pero sí de su desempeño como representantes
sindicales.
Una
de las cosas que más quejas generaba entre los sobrecargos durante la gestión
de Ricardo Del Valle fue su forma de cobrar favores. Les hacía creer que
le debían lealtad y agradecimiento eterno. Ustedes lo saben, incluso al punto
de humillar a muchos compañeros, solo para demostrar “su poderío”, y que su
círculo cercano se encargaba de fiscalizar con quién hablaban, quiénes eran sus
amistades en redes sociales; incluso me contaron que les pedían que me
desagregaran como “amiga”, pues es sabido que los “richie lovers” me consideran
persona “non grata”.
Paradójicamente, hoy estamos viviendo exactamente lo mismo, o bueno casi lo mismo, pues lo único que he solicitado es que la información que nos interesa a los sobrecargos -y en especial a los que no somos de Aeroméxico- se suba a la página web oficial del sindicato y sus redes sociales oficiales. Pero parece que esto es mucho pedir.
Después de la bajada de vuelo de CMA trabajé 5 años como auxiliar de Comunicación Social; durante ese tiempo aprendí mucho, por ejemplo hacer desde cero una síntesis informativa de medios, monitoreo de noticias, manejo de la página oficial e incluso me encargaron la corrección de una traducción de un libro en inglés. Y por supuesto, la coordinación y atención a medios de comunicación en eventos oficiales.
Conozco
el Estatuto de ASSA, y lo que tiene que hacer el sindicato en materia de
comunicación en realidad es muy básico. “Prensa” se le llama a la cartera encargada de ello, y de verdad, sé
lo que implica mantener al día una página web; en el caso del sindicato es
subir las circulares que se emiten en tiempo y forma, así como comunicarse de
una manera clara y sencilla, ya sea a través de circulares, o ahora con tantas
herramientas a la mano, desde un video, hasta un post en una red social son
válidos, pero siempre y cuando sean en las redes oficiales.
Repito
aunque se enfaden, los perfiles personales de los representantes sindicales no
son el medio oficial del sindicato para informar; pueden replicar la
información, pero no generarla, como fue el caso de la renuncia de Sandra
Carrillo, quien usando su perfil personal de la red social Facebook, anunció su
renuncia. Fue tanta su flojera y cuachalotez que se mostró incapaz de escribir
un comunicado de manera oficial, con los logos del sindicato y su firma
anunciando su renuncia, para subirla tanto a la página web oficial de ASSA, como a
las redes oficiales del sindicato.
Algo
similar pasó con la circular donde informan la remoción de Deyanira Vite como
Jefa de Sobrecargos, que no aparece en la página web oficial del sindicato, y con respecto a la Legitimación de Contratos, no aparece el video que el compañero Andrés Becerra hace, y que
le quedan muy bien, pero sus videos no son oficiales.
¿Qué
le cuesta a ASSA subir las circulares con títulos inteligibles como
“Legitimación de Contrato CMA, Click, TAO”? Porque de verdad no dice nada “CIRCULAR
INFORMATIVA-SG-REF-040-2023”, “CIRCULAR INFORMATIVA-SG-REF-039-2023”, “CIRCULAR
INFORMATIVA-SG-REF-038-2023”. Siendo sinceros. Con esa cadena de letras y
números, ¿Ustedes sabrían que se refieren esas circulares a la legitimación de
los Contratos Colectivos de Trabajo de Mexicana de Aviación, Click y Aeromar?
“En
el libro Contemporary Perspectives on Interpersonal Communication, el teórico
estadounidense Robert Craig define a la Comunicación Social como una ciencia
que desarrolla conocimientos en diversos temas, desde la comunicación a una
persona hasta la comunicación a sociedades enteras, a través de diferentes
métodos de investigación y análisis crítico.
La
Comunicación Social busca informar a públicos masivos, con mensajes destinados
a una colectividad que le interesa dicha información, cumpliendo un importante
papel de integración, difusión y afirmación de valores en la sociedad. Por
ello, es una herramienta fundamental para construir opinión pública.”
En el
caso de los sobrecargos, permite tener mejores y más herramientas para tomar
decisiones, basadas en información veraz y certera. Más cuando ya no tenemos
una delegación que se encargue de ello, tanto con Mexicana como con Click.
Debemos
tomar en cuenta que muchos de nosotros no laboramos para Aeroméxico, sino que
nos desempeñamos en otras industrias, o que algunos de mis compañeros ni
siquiera viven en la Ciudad de México o incluso en el país. Por esta razón considero imperante mi
demanda de tener una comunicación efectiva con los agremiados.
Del caso de Mexicana, ha sido gracias a la celeridad con la que la AJTEAM comparte la información que nos hemos enterado, porque no ha sido por nuestro sindicato, y eso duele, enfada y molesta. Porque parece que no somos importantes para la actual gestión sindical, que no vale la pena molestarse en informarnos.
Al
contrario, la actitud es que si se nos ocurre exigir información, estamos
cometiendo pecado mortal, porque empiezan
a confundir la amistad con lo profesional y bueno, la puerca tuerce
el rabo.
Son
hechos reales. Me han llamado “mal agradecida” porque parece que ya se me
olvidó cuando me ayudaron a pagar el internet de mi casa. Sí, muchas gracias,
en su momento agradecí de corazón toda la ayuda que recibí, ya fuera porque
requería de asistencia médica, o de pagar algún servicio, gracias otra vez; pero
eso no puede significar un impedimento para opinar sobre lo que yo, la de la
voz, considera que la actual representación está haciendo mal en materia de
comunicación con los agremiados.
¿No
era eso lo que criticaban de Ricardo? Que les hacía un favor y se los cobraba
de aquí a la eternidad. Reitero, si son incapaces de separar el ámbito personal
del laboral, estamos fritos, porque entonces el cacareado cambio electoral se
redujo a salir de una secta para entrar en otra donde se debe tener obediencia
ciega y muda.
Si no les gusta, ni modo; soy la villana inconforme de cómo se lleva a cabo la comunicación en el sindicato. No, no me interesa obtener hueso, ni mucho menos postularme, ya lo hice y perdí, la gente no me quiere y está bien, la democracia no me espanta.
El trabajo que vengo haciendo diariamente desde hace mucho tiempo es informar, no lo hago con la finalidad de caerle bien al gremio de sobrecargos de ASSA; mi espacio nació en 2006 para informar a mis compañeros de lo que sucedía en mi sindicato y en nuestras aerolíneas (CMA, AVSA, CLICK y TAO), pero he crecido tanto, que ahora opino también sobre muchas otras profesiones y empresas de la industria aeronáutica.
Soy
consciente de que exijo, reclamo, señalo, protesto y me quejo, porque sé que no
estoy equivocada en hacerlo. Soy vehemente cuando me asiste la razón y soy peor
cuando se trata de defender los derechos de los trabajadores y de mis
compañeros. Creo que las reglas del juego se hicieron para acatarlas, no para
buscar la manera de incumplirlas. No estoy pidiendo imposibles; me concreto a
exigir que se hagan las cosas conforme a nuestros propios estatutos lo ordenan,
y si esa exigencia les parece una irreverencia, debo insistir en que mi voz y
mi pluma no serán calladas por la intolerancia, y mucho menos por la
autocensura.