¿Qué
hacemos cuando no nos oyen?
Los
trabajadores de este país hemos tenido que luchar de manera constante para ser
escuchados y tomados en cuenta. Tan vilipendiada está la clase trabajadora que
los que se suponen están ahí para defender los derechos laborales, hacen todo
lo contrario.
Uno
de los pases con menos sindicatos es precisamente Estados Unidos, incluso está
más abajo que México; mientras nuestros vecinos tienen apenas un 10.6% de
trabajadores afiliados a un sindicato, en México casi el 14% de su población en
edad de laborar, está afiliada a un sindicato. En países como Islandia, el 92%
de su clase trabajadora está afiliada a un sindicato y es uno de los países en
donde más se respetan los derechos laborales de los trabajadores.
Y lo siguiente
va como anécdota: un compañero de Volaris me manda un mensaje mostrándome un
cambio que no había en el contrato original con el que “legitimaron” ante la
autoridad. Digámoslo en buen español: el Gobierno Federal, a través de su
Secretaría del Trabajo, te puso la palomita de sindicato bien portado; pero en
los hechos, la “Legitimación de Contratos Colectivos de Trabajo” se parece más
a una constancia de buena conducta, que en buscar la desaparición de sindicatos
charros.
Contrato de Volaris con el STIA sin firmas
¿A
dónde quiero llegar? En esa comunicación que tuve con un trabajador, él no
salía de su azoro al ver que el sindicato charro del STIA (Sindicato de
Trabajadores de la Industria Aeronáutica, Similares y Conexos de la República
Mexicana) a cargo de la familia Romo, quería junto con el CEO de Volaris,
literalmente robarles un día del descanso acumulado al que tienen
derecho los tripulantes de vuelo.
Como
trabajadores, ¿qué tenemos que hacer para que los empresarios y los sindicatos
no nos quieran ver la cara? Una opción es “salir a medios”; es increíble que se
tenga que escribir toda una columna denunciando estos hechos para que tanto el
CEO como el sindicato den marcha atrás, y saquen una circular diciendo “fue un
error”, y además tienen la cara dura de mencionar que es retroactivo al 1° de
enero de este año ¿cómo es que les piensan pagar esos días a los tripulantes?
Y tal
y como lo mencioné en la columna publicada en SDP Noticias, Volaris fue uno de
los participantes en la creación de NORMA Oficial Mexicana NOM-117-SCT3-2016,
que establece las especificaciones para la Gestión de la Fatiga en la
tripulación de vuelo.
Por
lo menos podemos decir que Aeroméxico no es hipócrita, pues no participó en la
elaboración de la norma antes señalada. Pero algo es indudable, tenemos una
autoridad completamente omisa que permite el abuso de las empresas con los
trabajadores. Y esto es solamente hablando de los tripulantes, si nos
adentramos en los otros trabajos dentro de la aviación, podemos encontrar
todavía más historias de horror y de abuso, en las que su sindicato, cualquiera
que sean sus siglas, brilla por su ausencia.
A eso
hay que sumarle que nomás por los calzones de sus administradores, los trabajadores de Volaris no tendrán reparto de utilidades, y la autoridad es tan
laxa que en realidad no hay quien los obligue a darles lo que por derecho les
corresponde.
Eso
trae a colación un video que compartí en la página de Facebook de Sobrecargo
Informa, sobre una CEO norteamericana ¿les dije que Estados Unidos está por debajo en trabajadores sindicalizados? que dice que los trabajadores se tienen que poner la
camiseta porque “son familia”; ¿les suena? que no se quejen por no recibir 250
dólares de bono, que mejor se pongan a ver cómo consiguen vender 26 millones de
dólares. Mientras, esta CEO recibió -por su excelente trabajo como “negrera
profesional”- un bono de más de 6 millones de dólares.
Es
momento de que la clase trabajadora entienda que sin el valor que significa su fuerza
laboral, las empresas (incluyendo a sus CEO´s) no son nada . Les recomiendo
mucho, a los que no lo han visto, que busquen el video de Diego Ruzzarin, que
se titula “Tú te pones la camiseta, tu jefe se compra un nuevo auto”.
Si no
nos oyen, es momento de hacernos escuchar y hacerles saber que no estamos
conformes con el trato que están dando los directivos de las empresas, pero
también los representantes sindicales, que les quede muy claro que la gente
está cansada de que abusen de ella.
Se
los cuento como un secreto, pero no es mas que una verdad enorme, y que hay que
gritarla tan fuerte como sea necesario: Ustedes tienen el sartén por el mango; no
lo olviden nunca.