Opinión de
Despegues y aterrizajes(Rosario Avilés )
La que esté libre de deudas…
Rosario Avilés Opinión Miércoles 13 de Mayo, 2009 Hora de modificación: 03:36
Agustín Carstens anunció -finalmente- un apoyo extraordinario de 3 mil millones de pesos para apoyar a la industria del transporte aéreo nacional. La emergencia no es para menos, aunque tal vez ya no sea tiempo de paliativos, sino de replantearse seriamente el rumbo del sector transporte aéreo, como una herramienta de competitividad en el momento en que la crisis económica se junta con la crisis sanitaria y tiene contra las cuerdas a nuestro sufrido sector aéreo nacional.
El flamante nuevo secretario de Comunicaciones y Transportes ya pudo darse cuenta de la crisis, pues habló de la compleja situación financiera que enfrentan nuestras aerolíneas por la desaceleración (recesión, corrigió Carstens) económica, agravada por los efectos de la contingencia sanitaria. Estos recursos, dijeron, se canalizarán a través de Bancomext a aquellas empresas -ojo, mucho ojo- que entre otras cosas: "demuestren tener un plan de negocios viable en el mediano y largo plazo y no presenten adeudos significativos con el Estado".
Sería muy interesante saber qué empresas aéreas calificarían con estos requisitos. Parecería que ninguna. Unas porque, como Mexicana de Aviación, han demandado ante la Junta de Conciliación y Arbitraje el cambio de su contrato colectivo con sobrecargos, porque "con las condiciones actuales" no son viables económicamente hablando. Hasta el momento Mexicana no se ha retractado ni ha negado porque siga teniendo esta situación, así es que por sí misma se margina, a pesar de que está promoviendo profusamente que se le autorice una fusión con Aeroméxico.
Otras porque, como Aviacsa, y -suponemos- muchas más, tienen pesados adeudos con múltiples organismos del Estado. ASA, por servicios y combustibles; Seneam por tráfico aéreo; algunos aeropuertos estatales, por los derechos de pista, y varios etcéteras más. La que esté libre de deudas, que arroje la primera solicitud de crédito.
Pero el panorama económico nacional requiere algo más que aspirinas. De las fuentes de recursos con que cuenta el país, las dos más importantes, el petróleo y las remesas de los paisanos, están en franco deterioro. La tercera y la cuarta, es decir, el turismo y las exportaciones, tienen además el estigma de la influenza. Esto, al parecer, ha puesto a reflexionar a nuestras autoridades.
Recién ahora se dan cuenta de que el transporte aéreo es importante para darle viabilidad a estos dos últimos sectores. Lástima que sea un poco tarde, pero ojalá que no lo sea demasiado y esto motive a un cambio real y a una política pública de largo plazo.
Por lo pronto, la cancillería sigue pidiendo cartas de buena conducta y mediaciones para que los países que cancelaron vuelos desde y hacia México reabran sus aeropuertos. No podemos reclamarle a los países del mundo que cierren las puertas a nuestros vuelos cuando nosotros mismos cancelamos clases, cerramos cines, teatros, lugares públicos y decretamos alerta nacional y cierre temporal de actividades económicas no prioritarias, empujados por la incertidumbre acerca de la peligrosidad del virus "nuevo" y las muertes de varios compatriotas.
Primero lanzamos un mensaje de alerta extrema y luego nos rasgamos las vestiduras porque otros se lo toman en serio y hasta los tildamos de discriminadores e ignorantes, cuando no, de muertos de hambre (pues moriremos de hambre pero no de influenza, dirán).
Recurrir al expediente del nacionalismo burdo puede servir como pretexto, pero no se sostiene, pues como lo dijo Sor Juana: "¿qué humor puede ser más raro que el que falto de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro?
raviles_2@prodigy.net.mx
Despegues y aterrizajes(Rosario Avilés )
La que esté libre de deudas…
Rosario Avilés Opinión Miércoles 13 de Mayo, 2009 Hora de modificación: 03:36
Agustín Carstens anunció -finalmente- un apoyo extraordinario de 3 mil millones de pesos para apoyar a la industria del transporte aéreo nacional. La emergencia no es para menos, aunque tal vez ya no sea tiempo de paliativos, sino de replantearse seriamente el rumbo del sector transporte aéreo, como una herramienta de competitividad en el momento en que la crisis económica se junta con la crisis sanitaria y tiene contra las cuerdas a nuestro sufrido sector aéreo nacional.
El flamante nuevo secretario de Comunicaciones y Transportes ya pudo darse cuenta de la crisis, pues habló de la compleja situación financiera que enfrentan nuestras aerolíneas por la desaceleración (recesión, corrigió Carstens) económica, agravada por los efectos de la contingencia sanitaria. Estos recursos, dijeron, se canalizarán a través de Bancomext a aquellas empresas -ojo, mucho ojo- que entre otras cosas: "demuestren tener un plan de negocios viable en el mediano y largo plazo y no presenten adeudos significativos con el Estado".
Sería muy interesante saber qué empresas aéreas calificarían con estos requisitos. Parecería que ninguna. Unas porque, como Mexicana de Aviación, han demandado ante la Junta de Conciliación y Arbitraje el cambio de su contrato colectivo con sobrecargos, porque "con las condiciones actuales" no son viables económicamente hablando. Hasta el momento Mexicana no se ha retractado ni ha negado porque siga teniendo esta situación, así es que por sí misma se margina, a pesar de que está promoviendo profusamente que se le autorice una fusión con Aeroméxico.
Otras porque, como Aviacsa, y -suponemos- muchas más, tienen pesados adeudos con múltiples organismos del Estado. ASA, por servicios y combustibles; Seneam por tráfico aéreo; algunos aeropuertos estatales, por los derechos de pista, y varios etcéteras más. La que esté libre de deudas, que arroje la primera solicitud de crédito.
Pero el panorama económico nacional requiere algo más que aspirinas. De las fuentes de recursos con que cuenta el país, las dos más importantes, el petróleo y las remesas de los paisanos, están en franco deterioro. La tercera y la cuarta, es decir, el turismo y las exportaciones, tienen además el estigma de la influenza. Esto, al parecer, ha puesto a reflexionar a nuestras autoridades.
Recién ahora se dan cuenta de que el transporte aéreo es importante para darle viabilidad a estos dos últimos sectores. Lástima que sea un poco tarde, pero ojalá que no lo sea demasiado y esto motive a un cambio real y a una política pública de largo plazo.
Por lo pronto, la cancillería sigue pidiendo cartas de buena conducta y mediaciones para que los países que cancelaron vuelos desde y hacia México reabran sus aeropuertos. No podemos reclamarle a los países del mundo que cierren las puertas a nuestros vuelos cuando nosotros mismos cancelamos clases, cerramos cines, teatros, lugares públicos y decretamos alerta nacional y cierre temporal de actividades económicas no prioritarias, empujados por la incertidumbre acerca de la peligrosidad del virus "nuevo" y las muertes de varios compatriotas.
Primero lanzamos un mensaje de alerta extrema y luego nos rasgamos las vestiduras porque otros se lo toman en serio y hasta los tildamos de discriminadores e ignorantes, cuando no, de muertos de hambre (pues moriremos de hambre pero no de influenza, dirán).
Recurrir al expediente del nacionalismo burdo puede servir como pretexto, pero no se sostiene, pues como lo dijo Sor Juana: "¿qué humor puede ser más raro que el que falto de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro?
raviles_2@prodigy.net.mx