México SA
Va de nuevo: el erario al servicio de la IP
Foxismo “disfrazado” de calderonismo
Carlos Fernández Vega
En julio de 2008 (los días 4 y 5) México SA documentó las empresas privadas a las que los gobiernos foxista y calderonista (en su primer bienio) autorizaron subsidios fiscales cercanos a 20 mil millones de pesos. Va un rápido recorrido, en el entendido que la mayoría de esas empresas son famosas, entre otras tantas cosas, por sus elevadísimas utilidades y su raquítica contribución al fisco. En fin, las siguientes, que no son todas pero sí las principales, recibieron (y seguirán recibiendo) “subsidios fiscales” (ahora “estímulos directos”) para investigación y desarrollo de tecnología, según la versión oficial:
Bachoco (propiedad de la familia Bours, la del gobernador de Sonora); Banco Azteca, de Ricardo Salinas Pliego; Bimbo y su subsidiaria Barcel (de la siempre pía familia Servitje); las trasnacionales automotrices General Motors, Daimler-Chrysler, Volkswagen, Nissan y Ford Motors Company; Arca, uno de los grupos embotelladores de Coca-Cola en México; Cadbury Adams; Laboratorios Astrazeneca; Bayer; Bombardier Transportation; Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, de FEMSA, uno de los ex propietarios del “rescatado” y extranjerizado Bancomer; Du Pont; Abbott Laboratories; Grupo Gamesa y Sabritas, subsidiarias de Pepsico; Grupo Posadas (que compró Mexicana de Aviación); Banamex-Citigroup (que se quedó con Aeroméxico y se benefició con la ilegal decisión de Calderón-Carstens); Teléfonos de México y Televisa, entre otras.
Las empresas más importantes del país, las de multimillonarias utilidades y gigantescos beneficios del SAT, ¿realmente necesitan “subsidios fiscales” para investigación y desarrollo de tecnología? Desde luego que no, aunque, por meras casualidades de la vida y del régimen, muchas de ellas (con sus dueños en primer plano) aparecen inventariadas en un sin fin de “rescates”, “salvamentos”, “apoyos”, “subsidios”, “créditos fiscales”, “líneas de crédito” y demás “contribuciones” del erario, a la par que como grandes “aportantes” a ciertas campañas políticas, con los resultados que “haigan” sido.
Va de nuevo: el erario al servicio de la IP
Foxismo “disfrazado” de calderonismo
Carlos Fernández Vega
En julio de 2008 (los días 4 y 5) México SA documentó las empresas privadas a las que los gobiernos foxista y calderonista (en su primer bienio) autorizaron subsidios fiscales cercanos a 20 mil millones de pesos. Va un rápido recorrido, en el entendido que la mayoría de esas empresas son famosas, entre otras tantas cosas, por sus elevadísimas utilidades y su raquítica contribución al fisco. En fin, las siguientes, que no son todas pero sí las principales, recibieron (y seguirán recibiendo) “subsidios fiscales” (ahora “estímulos directos”) para investigación y desarrollo de tecnología, según la versión oficial:
Bachoco (propiedad de la familia Bours, la del gobernador de Sonora); Banco Azteca, de Ricardo Salinas Pliego; Bimbo y su subsidiaria Barcel (de la siempre pía familia Servitje); las trasnacionales automotrices General Motors, Daimler-Chrysler, Volkswagen, Nissan y Ford Motors Company; Arca, uno de los grupos embotelladores de Coca-Cola en México; Cadbury Adams; Laboratorios Astrazeneca; Bayer; Bombardier Transportation; Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, de FEMSA, uno de los ex propietarios del “rescatado” y extranjerizado Bancomer; Du Pont; Abbott Laboratories; Grupo Gamesa y Sabritas, subsidiarias de Pepsico; Grupo Posadas (que compró Mexicana de Aviación); Banamex-Citigroup (que se quedó con Aeroméxico y se benefició con la ilegal decisión de Calderón-Carstens); Teléfonos de México y Televisa, entre otras.
Las empresas más importantes del país, las de multimillonarias utilidades y gigantescos beneficios del SAT, ¿realmente necesitan “subsidios fiscales” para investigación y desarrollo de tecnología? Desde luego que no, aunque, por meras casualidades de la vida y del régimen, muchas de ellas (con sus dueños en primer plano) aparecen inventariadas en un sin fin de “rescates”, “salvamentos”, “apoyos”, “subsidios”, “créditos fiscales”, “líneas de crédito” y demás “contribuciones” del erario, a la par que como grandes “aportantes” a ciertas campañas políticas, con los resultados que “haigan” sido.