28 noviembre 2007

LAS NOTAS DE HOY

28-Nov-2007
Personajes de renombre
David Páramo
Manuel Borja Chico sigue abriendo nuevas rutas para Mexicana de Aviación. A partir del próximo sábado tendrán vuelos entre Puerto Vallarta y Los Ángeles; entre Monterrey y San Antonio; desde Cancún, Aguascalientes y San Luis Potosí con Chicago.
28-Nov-2007
Tiempo de Negocios
Darío Celis
Las determinaciones que se adopten hoy serán fundamentales para el derrotero de la colocación. Sobre todo porque mañana habrá consejo de administración de la misma BMV y se tendrán que notificar las resoluciones.


En el consejo figuran Carlos Gómez, Enrique Castillo, Ignacio Deschamps, Juan Guichard, Rafael McGregor, Fernando Quiroz, Marcos Ramírez, Diego Ramos y Javier Valadez, amén del propio Prieto, como propietarios institucionales.

De los independientes apunte a Javier Beristáin, Andrés Conesa, Carlos Fernández, José Luis Gómez Pimienta y Mario Laborín.Si se logran revertir las resistencias, la colocación pudiera cristalizarse a finales de enero o principios de febrero de 2008.
La SCT, que comanda Luis Téllez, acaba de iniciar los trabajos de preparación de las bases con el equipo de Mario Laborín. La idea es tenerlas listas a principios de 2008.
Hasta ahora son varios los interesados en ese proceso. Considere a ICA que dirige José Luis Guerrero, IDEAL de Carlos Slim, Advent de Juan Carlos Torres y Alfredo Alfaro, Grupo México de Germán Larrea, el Grupo Aeroportuario Pacífico que preside Eduardo Sánchez Navarro y Asur de Fernando Chico Pardo. En este proceso será crucial la intervención de la Comisión Federal de Competencia, de Eduardo Pérez Motta.
28-Nov-2007
Activo empresarial
José Yuste
El secretario de Trabajo, Javier Lozano, ha logrado algo difícil: mantener la cohesión laboral en momentos en los que parecía venir una fuerte inflación o cuando muchas empresas ya se han quejado de altos costos sindicales, por ejemplo, Mexicana o el pliego petitorio del IMSS.

Transparencia y derechos laborales
Por: Rosario Avilés
Opinión
Miercoles 28 de Noviembre de 2007 Hora de publicación: 00:40



Esta misma tarde será presentado el número 12 de los Cuadernos de Transparencia, ensayos alrededor de esta conquista ciudadana con que el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública nos apoya en la difusión del derecho a saber y la exigencia de rendición de cuentas, que la ciudadanía recién empieza a ejercer de una manera más plena.
Llama la atención este cuaderno dedicado a los derechos laborales por varias cuestiones que tienen que ver con nuestra incipiente vida democrática.
Una de las razones es que éste es el primer cuaderno de transparencia que aterriza en un asunto de la vida cotidiana que a los mexicanos nos duele explícitamente: los derechos laborales no están de moda, más bien —a juicio de unos cuantos empresarios y de unos muchos autonombrados voceros extraoficiales de este grupo— los derechos laborales pertenecen al pasado, al PRI del régimen autoritario, al corporativismo, a la reacción, al mundo que dejamos atrás desde que —se dice— ingresamos a la modernidad y al siglo XXI.
Otra razón para ponderar este cuaderno es que toca a un sector que parece pertenecer a una zona gris: no pertenece al ámbito público ni privado, ni social, al menos no sólo a uno de esos tres ámbitos, sino a todos y a ninguno en lo particular.
Los derechos laborales son de todos, o al menos, de la mayoría de los mexicanos, pero son de esos derechos en los que media una distancia enorme entre su declaratoria ( y su discurso largo y decimonónico) y la verdad de su vigencia en una economía que se esfuerza por competir y que a falta de imaginación y educación no ha encontrado mejor manera de hacerlo que rebajando al máximo la importancia del trabajo, de la contratación colectiva y de la justa remuneración.
Una tercera razón alude al tema del que suelen tratar estas columnas.
El líder sindical invitado a la presentación como coprotagonista es el secretario general de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México, ASPA, sindicato cuya vida que está a punto de completar medio siglo es uno de esos raros ejemplos en el país donde han convivido la democracia electoral y la transparencia en la gestión de sus directivos, dos prendas que suelen brillar por su ausencia en el sindicalismo mexicano.
Respecto al primer punto, es obvio que no les falta razón a quienes se quejan del corporativismo del que el PRI se benefició durante décadas y que prohijó a un grupo de sindicatos —de los llamados charros— muy afectos al régimen, antidemocráticos y cuya opacidad permitía toda clase de abusos y prebendas.
Pero tirar al niño con todo y agua sucia no ayudaría a solucionar el problema, sino sólo a agravarlo. Sólo los ignorantes o los malintencionados soslayan el hecho de que los sindicatos son una herramienta válida y digna para preservar los equilibrios que la propia dinámica de una economía de libre mercado puede romper, si no existe un elemento que permita balancear los intereses del capital y los del trabajo asalariado.
De ahí que el concurso público —e imparcial, con apego a las leyes— sea indispensable. Por ello la segunda razón arriba esgrimida alude al papel que el Estado debería jugar en este balance indispensable.
Para nuestra desgracia, nuestros gobiernos no parecen entender que las autoridades tienen un papel en este delicado equilibrio.
Desde el viraje económico, por otras razones muy saludable en muchos puntos pero verdaderamente inconciente e irresponsable en este tema laboral, ningún gobierno (y parecería mentira ni siquiera este que se proclama heredero del pensamiento de Gómez Morín y González Luna) ha comprendido que su papel no es el de apoyar los abusos y los desequilibrios en que puede incurrir el capital dejado a su propio arbitrio.
En lo que hace a este gobierno se ha quebrantado como en pocas ocasiones la ley, como sucedió en el caso del laudo de la Junta de Conciliación y Arbitraje en contra de los sobrecargos de Mexicana de Aviación, una acción en la que expresamente se ha privado a estos trabajadores del acceso a la información (se ha pedido por todos los medios conocer el documento por el cual se otorgó al Grupo Posadas la empresa, sin respuesta alguna), y se ha sido especialmente opaco en las razones que los supuestos expertos adujeron para que la JFCyA lanzara un laudo contra los trabajadores.
El tercer punto no es menor.
Los sindicatos gremiales del sector aéreo, y en particular el de pilotos, han sido un ejemplo de democracia y transparencia. A estos sindicatos, a los que han sido ejemplo, son a los que los tecnócratas del libre mercado (supuestos defensores de la transparencia, la democracia y la rendición de cuentas) más han atacado, mientras viven cómplices o subordinados a aquellos sindicatos corporativos de los que tanto abominan.
Se supone, eso dicen, que quieren que nuestra aviación sea competitiva, mientras que protegen a sindicatos blancos como el STIAS, de Ramón Gámez. ¡Vaya congruencia!